Habla
una leyenda de las tierras del norte, de un sádico tirano que cometió un
crimen, de un manantial cuyas aguas sanan y de una pequeña iglesia que se
convirtió en destino de miles de peregrinos.
Bienvenidos
al pozo mágico,
Bienvenidos a St. Winefride Well
Tras muchos meses varados en el Mar de Irlanda nos
adentramos en el misterio de una leyenda nórdica que nos llega de la región de Flintshire,
concretamente de un santuario situado en la ciudad galesa de Holywell.
Imágen del santuario junto a la carretera que aún tiene el mismo trazado que el camino que existía en la Edad Media.
En la Edad Media, Gales estaba dividida en cantrefs,
pequeñas regiones o pueblos que a su vez se dividían en commotes. Tegeingl era
un cantref cuyo gobernador, llamado Teuyth, tenía una hija llamada Winefride.
La leyenda de Winefride se recoge en dos textos del siglo
XII. Uno está escrito por Robert Pennant, prior de la Abadía de Shrewsbury y el
otro, de título Vita prima, es de autor
desconocido. Ambos narran la misma historia.
Cuenta esta leyenda que Teuyth concedió al abad San Beuno establecer una
iglesia dentro de Tegeingl y que el abad se convirtió en instructor religioso
de Winefride. La joven hizo voto de castidad con la intención de dedicar su
vida a Dios pero un domingo por la mañana, mientras sus padres estaban en misa,
un príncipe local de nombre Caradoc se acercó a la casa y, al encontrar a
Winefride sola, intento abusar de ella bajo la amenaza de llevársela a la
fuerza si se negaba. Según la leyenda narrada en los textos, Winefride fingió
dar su consentimiento para que el príncipe le permitiese estar un momento sola
en su habitación para asearse y cambiarse lo que permitió a la joven escapar de
la casa y correr hasta llegar a la iglesia de su instructor, el abad Beuno. A
pesar de lograr huir, el príncipe le alcanzó a las puertas de la iglesia y le
decapitó con su espada quedando su cuerpo a la entrada y la cabeza dentro del
umbral.
Entrada al santuario en el que se haya el pozo.
Según la leyenda, bajo la cabeza de Winefride comenzó a brotar un
manantial. El abad, indignado por lo ocurrido, pronunció una maldición contra
el príncipe Caradoc y este murió al instante. Beuno, entristecido por la
pérdida de su pupila, recogió la cabeza y la unió al cuerpo caído de Winefride
mientras oraba por su avivamiento. La oración fue escuchada y el milagro se
obró volviendo la joven a la vida.
Estatua dedicada a Winefride y situada a la entrada del santuario.
Ambos textos del siglo XII que nos cuentan esta historia
narran relatos diferentes de la vida posterior de Winefride pero ambos
coinciden en que alrededor de su cuello quedó una fina línea blanca como rastro
de su herida y que finalmente dirigió la Abadía de Gwytherin donde murió y fue
enterrada.
Antigua ilustración en la que aún se observa el arroyo del que se alimenta el pozo.
La primera referencia a la iglesia de Holywell se
encuentra en un documento fechado en el 1093 en el que la esposa del primer
conde de Chester concede la iglesia de Haliwel a los monjes de la Abadía de
Werburgh.
La primera evidencia de que Winefride fue venerada como
santa data de mediados del siglo VIII y proviene de un fragmento de un relicario
de madera de Gwytherin conocido como el Arco Gwenfrewi.
La fama de Santa Winefride comenzó a extenderse durante
la Baja Edad Media durante la cual hubo dos puntos focales del culto. Uno era
la Abadía de Shrewsbury, que había tomado posesión de los restos de la Santa en
1137 y el otro era Holywell, que recibía un gran número de peregrinos los
cuales acudían a ofrecer sus devociones y a beneficiarse de la curación que las
aguas del manantial otorgaban.
Pozo de St Winwfride
Son varios los monarcas ingleses que han visitado y venerado sus aguas
curativas. En 1398, Ricardo II nombró un capellán para decir misas de forma
regular en el pozo. En 1403, Ricardo IV lo visitó para agradecer a Santa
Winefride que su hijo no muriese en la batalla de Shrewsbury tras recibir una
herida de flecha durante la lucha. Además mandó construir una capilla que no
logró resistir el paso del tiempo. En 1416, Enrique V realizó una peregrinación
al pozo así como Eduardo IV en 1461. Se dice que la capilla que se encuentra en
el sitio hoy fue construida por la madre de Enrique VII en 1485 aunque no hay
evidencia que respalde esta afirmación y parece que los fondos para su
construcción datan del 1512. Los anillos del árbol del que se sacó una de las
vigas principales del edificio demuestran que las vigas del techo se colocaron
alrededor de 1525.
Tras la reforma inglesa en 1534 que rechazó la autoridad del Papa y estableció la Iglesia de Inglaterra el catolicismo fue prohibido pero las peregrinaciones al pozo continuaron. En 1579, Isabel I ordenó que se analizara el agua para determinar si tenía propiedades curativas bajo la amenaza de que si no era así, habría que derribar la capilla pero dicha amenaza no se cumplió y el acceso se limitó a las personas enfermas.
En los años siguientes, el culto a Santa Winefride y sus aguas curativas fue objeto de prohibiciones, revueltas y detenciones. Se intentó por todos los medios evitar las peregrinaciones al pozo y la capilla sufrió numerosos daños durante la Guerra Civil Inglesa.
Piedras al fondo del pozo para evitar que los bañistas salten
Durante el siglo XVIII esto cambió y se popularizaron las peregrinaciones así como las visitas de turistas.
En 1805, una joven llamada Winefrid White, que durante años había estado paralizada del lado izquierdo y no podía caminar sin muletas, se bañó en el pozo y parece ser que se recuperó de inmediato. Esta historia reavivó la leyenda sobre el poder curativo de las aguas del pozo y su fascinación romántica de la historia medieval y en 1841, la capilla volvió a utilizar con fines religiosos.
En 1859 el agua estuvo desviada durante varios días mientras los trabajadores apuntalaban el estanque del pozo con piedra de sillar y enlosaban el baño de inmersión ya que se descubrió que los cimientos de la capilla se habían erosionado y el edificio se podía derrumbar.
Entre 1869 y 1871 se construyó una casa de baños de tres plantas llamada Well House y una piscina llamada Westminster Bath. La estatua de Santa Winefride a la entrada del pozo se colocó en 1886.
Inscripciones en una de las columnas del templo Entre 1869 y 1871 se construyó una casa de baños de tres plantas llamada Well House y una piscina llamada Westminster Bath. La estatua de Santa Winefride a la entrada del pozo se colocó en 1886.
Ilustración antigua en la que aparece el arroyo
Piscina ubicada sobre el antiguo arroyo
Años después, el cinco de Enero de 1917, el pozo se secó debido a los sistemas de drenaje de las minas de plomo en el valle de Greenfield y al pozo de drenaje que se estaba construyendo cerca de un pueblo llamado Bagillt.
Esto indica que las propiedades milagrosas de las aguas del pozo de Santa Winefride se perdieron para siempre ya que el suministro de agua al pozo fue restablecido meses después bombeando agua de un pozo minero abandonado al noroeste de Holywell. El bombeo eleva un suministro de agua subterránea y lo desvía a lo largo de un túnel de drenaje llamado Holway Level hasta la cuenca del pozo.
Finalmente, en 1930, se cubrió el primer tramo del arroyo que sale de la piscina, se derribó una vieja fábrica de cerveza junto al arroyo y se ajardinó toda la zona (St Winefride’s Park).
Antigua ilustración de la piscina construida sobre el arroyo
Respecto a las piedras que se observan en el fondo del pozo, estas se depositaron allí para evitar que los turistas se bañasen ya que la corriente es tan fuerte que hace burbujear el agua.
Y hasta aquí la visita a este curioso lugar que, a día de hoy, es conocido como “el Lourdes inglés” y cuya agua, aún guardo en un par de botellas en un cajón olvidado de mi desván.