martes, 12 de julio de 2016

SINTRA Y LISBOA


"Me limito a decirte que Sintra puede que sea el pueblo más bonito del mundo".
Carta de Lord Byron a su amigo Francis Hodgson en una carta el 16 de julio de 1809.

Hace ya algunos años, cuando aún no me tomaba en serio del todo la cara oscura de mis viajes, tuve la oportunidad de visitar en varias ocasiones el lugar más mágico de todos los que he recorrido. Un país y una región que siempre echaré de menos, un lugar para vivir y un lugar para morir. Por eso, aunque son escasos y de baja calidad los documentos visuales que he podido recuperar de aquellos viajes, quiero presentarlos aquí para que los que tengáis la oportunidad de visitar estas tierras mágicas lo hagáis con la mirada del misterio.


Bienvenidos a Lisboa, bienvenidos a Sintra.






Y si ver estos pequeños tranvías resulta un deleite para los ojos de los amantes a los trenes no imagináis lo emocionante de la experiencia de subir en uno de ellos. Con las ruedas delanteras y traseras extremadamente juntas los giros pronunciados y las empinadas cuestas de la ciudad producen la sensación de estar en una auténtica montaña rusa.




Y seguimos paseando por calles, entre un ambiente antiguo y moderno a la vez y un pueblo con gente increíble que con un sentido cívico muy superior al de los españoles saben dejar a un lado su rencor al país vecino que tanto daño les ha hecho durante años para ofrecer su cara más amable.



Hasta que llegamos a la emblemática Plaza del Comercio, centro neurálgico de la ciudad y única por su belleza.



Pero nos vamos a ir adentrando en materia poco a poco porque muy cerca de allí se encuentra una fragata museo cuya visita es imprescindible para los amantes de la navegación.



Se trata de la fragata Dom Fernando II e Glória y este barco museo situado en la margen sur del río Tajo pertenece a la Marina Portuguesa. Construido en 1843 en el astillero de Daman, en la India portuguesa, realizó su viaje inaugural en 1845 y fue el último navío de guerra a vela así como la última embarcación en llevar a cabo la Carreira de India, una ruta militar que conectaba Portugal con sus colonias en la India desde comienzo del siglo XVI.


La fragata estuvo en activo hasta 1878 habiendo viajado más de cien mil millas. En 1963 sufrió un grave incendio y los restos quedaron varados en las marismas del río Tajo hasta que fue restaurada en 1990 y clasificada como Unidad de Marina Auxiliar.




En 1821, el Intendente de la Armada Real de Goa, Cândido José Mourão Garcez Palha, propuso al gobierno portugués la construcción de una nueva fragata en la colonia portuguesa de Daman ya que poseía un gran bosque de teca en Nagar- aveli, considerada una excelente madera para la construcción de barcos. La autorización para la construcción se dio en 1824 por el rey Juan VI. El período de la guerra civil y los problemas políticos y económicos en Portugal retrasaron la construcción varias veces a lo largo de los años Hasta que fue construida bajo la supervisión del ingeniero José Gil de la Concepción.

Finalmente fue tributo al rey consorte de Portugal Fernando II, esposo de la reina María II, considerada Nuestra Señora de la Gloria, una figura de culto especial entre la población católica de Goa.



La fragata se caracteriza por sus amplias habitaciones y una bodega diáfana lo cual era un factor muy importante en los viajes ya que se  podía tardar hasta tres meses o más en hacer escala en algún puerto intermedio.



El viaje inaugural se llevó a cabo entre el 2 de febrero y el 4 de julio de 1845 bajo el mando del capitán Torcato José Marques, con una tripulación de 145 hombres, realizando la conexión de Goa a Lisboa. Posteriormente sirvió en multitud de misiones y transporte de tropas, colonos y nobleza. En 1855 y en 1938 fue buque insignia de la Armada Naval en operaciones militares.


Finalmente, antes de dejar la ciudad de Lisboa disfrutamos del magnífico paisaje que nos ofrece la Torre de Belem frente al monasterio de los Jerónimos.


Y ahora si, proseguimos nuestro viaje en dirección a Sintra, ciudad mágica.

Las primeras referencias nos hablan de Sintra como municipio romano en año 30 a.C. aunque estuvo ocupada por esta civilización desde el siglo II a.C. hasta el siglo VI. También restos pertenecientes al Neolítico superior que hacen referencia a asentamientos y poblaciones más antiguas.


La población de Sintra inicia su época de esplendor durante la dominación árabe debido a su importante valor estratégico comercial y militar. En 1147 es reconquistada por Alfonso Enriques y durante la Edad Media se construye un Palacio Real sobre los restos de un palacio árabe lo cual incrementa su importancia y desarrollo cultural y artístico.

La implantación de El Romanticismo por el Rey D. Fernando II a finales del siglo XVIII convierte a Sintra en una de las poblaciones cultural y artísticamente más importante de Europa.

Paseando por sus calles podemos contemplar el espíritu decadente de las casas y quintas abandonadas con las que nos cruzamos.





Y por supuesto, la prueba visual de que tienen un sentido cívico superior al nuestro al encontrar carteles como este en la entrada de algunos restaurantes.


Son muchos los monumentos que visitar en Sintra como el Palacio Nacional del que no pude recuperar imagen, el Castillo de los Moros:



O la Quinta da Regaleira. Se trata de una finca que fue comprada por el Dr. Antonio Augusto Carvalho Monteiro a los Barones da Regaleira en 1892 y fue terminada de construir en 1910. La Quinta posee un fuerte carácter ocultista ya que su dueño quiso reflejar en la arquitectura la influencia de sociedades secretas tales como la Masonería o la Rosacruz construyendo grutas, pasadizos y jardines secretos

La única fotografía que de este lugar os puedo dejar es la que hice al "pozo iniciático" cuya simbología se refiere al descenso a través de una escalera de caracol al origen de la vida o útero y a la muerte o sepultura para acceder a un maravilloso jardín oculto o Edén.


Y el monumento más llamativo pero del que no conservo imágenes es el Palacio da Pena. Fue mandado construir en 1836 por el príncipe Fernando II de Portugal que, al visitar la zona, quedó fascinado por su belleza.

Está levantado sobre las ruinas de un viejo monasterio de la Orden de San Jerónimo que qudó devastado tras el gran terremoto de 1755 que asoló la zona. En su origen, el monasterio fue construido por el Rey Juan II y transformado en honor a Nossa Senhora da Pena por el Rey Manuel I. De aquel monasterio solo queda intacta la capilla con su retablo.

El palacio actual fue levantado lentamente y a lo largo de su construcción fue albergando estilos neogóticos, neoislámicos y neorenacentistas. Su fuerte carácter exótico lo convirtió en un icono y en una de las principales residencias de la familia real durante el siglo XIX.

Pero si os puedo dejar imágenes de la belleza de la quedó impregnado Fernando II. Se trata de los bosques que emergen en su montaña, bosques húmedos y exuberantes de vegetación.




Bosques que se entregan al misterio y que guardan en su interior pasadizos de antiguas minas abandonadas a los que dedicamos especial atención.


Y de las que conservo algunas imágenes:





Pero la belleza de estos bosques no está solo en sus entrañas, atravesar sus caminos es perderse en la naturaleza más salvaje, incluso con alguna sorpresa.







Pero el misterio no está solo en su espesa vegetación y es que descendiendo la montaña, por caminos como este:


Encontramos lo que parece una vieja tumba abandonada. Atentos al vídeo:


Y hasta aquí los documentos visuales que pude recuperar de Sintra y de lisboa. Abandonamos ya esta bella región no sin antes hacer una pequeña parada antes de dejar el país luso, muy cerca de la frontera. Y lo hacemos en Évora, antigua ciudad romana llena de restos arqueológicos que guarda en una de sus iglesias una capilla bastante peculiar de la que hemos oído hablar en numerosas ocasiones.


Se trata de la "Capela dos Ossos" o Capilla de los Huesos situada bajo la Iglesia de San Francisco. Fue construida en el siglo XVI por orden de un monje franciscano con la finalidad de invitar a la meditación sobre la muerte y el sentido transitorio de la vida.

A la entrada podemos leer la siguiente inscripcción:

Nós ossos que aqui estamos pelos vossos esperamos
Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos.





Fue levantada bajo el espíritu de la contrareforma y los huesos y cráneos con los que está decorada fueron tomados de los cementerios de la iglesias de los alrededores. De esta forma se realizaba el saneamiento de las fosas comunes y la disminución de camposantos que saturaban la ciudad. Muchos de los huesos proceden de los cadáveres que provocó una tormenta en 1736 al descargar un rayo sobre un gran arsenal que se encontraba en la torre del homenaje del castillo de Monte Major. La catástrofe destruyó la mayor parte de la villa y los cuerpos fueron enterrados en una fosa común. 30 años después fueron desenterrados y usados en la construcción de la capilla para ser también honrados.



Y ahora si que hemos llegado al final de nuestra incursión por el país luso. Espero que os haya gustado y este buhonero se despide hasta su próximo viaje.