La sierra de Madrid siempre ha sido muy apreciada por sus habitantes por la posibilidad que les ofrece de escapar de la gran urbe para respirar aire limpio y conectar con la naturaleza. Pero parece ser que esta idea no surge en nuestra época actual si no que durante el medievo los confines madrileños también representaban un lugar de recogimiento y purificación del alma.
Por eso hoy nos dirigimos a un pequeño pueblo de la sierra de Madrid en donde aún quedan vestigios de hace mil años que el tiempo no ha podido borrar.
Bienvenidos a la necrópolis de Sieteiglesias
Siete fueron las ermitas, conventos e iglesias que se levantaron en este lugar durante la Edad Media debido a que el entorno era apreciado por la comunidad eclesiástica por considerarlo especialmente apropiado para la meditación. Desgraciadamente hoy no queda nada de ellas salvo algunos prados particulares difíciles de localizar. Sin embargo lo que si podemos encontrar es la antigua necrópolis cuyo origen se data en el año 800.
Se trata de gran cantidad de tumbas antropomorfas horadadas en la roca fechadas en torno a los siglos IX al XI cuya finalidad fue albergar los cuerpos de los habitantes de esta localidad que fue fronteriza durante la ocupación musulmana.
Como veis no se trata de unas pocas tumbas si no que se extienden por doquier. Pero actualmente el recinto está vallado y delimitado y solo se pueden ver desde pasarelas que fluyen por encima de ellas. Por eso, por si os quedáis con ganas de tocarlas y sentir al tacto la historia de estas rocas milenarias, os las enseño lo más de cerca posible.
Y caminando entre ellas hasta algunos las llegan a confundir con lugares agradables para hacer un pequeño descanso.
Va, pero dejemos el morbo a un lado y sigamos con la visita. En el peñasco central y rodeada por la necrópolis se alza la iglesia de San Pedro fechada en el siglo XVII y que observamos en las siguientes fotos.
Y observamos algo que nos llama mucho la atención. La necrópolis no rodea a la iglesia si no que la iglesia se asienta encima de las tumbas lo que nos hace preguntarnos si retiraron los cuerpos que bajo ella quedaban antes de construirla.
Y frente al pórtico de la iglesia, grabado en roca, encontramos la siguiente cruz que marca el lugar como camposanto.
Pero seguimos recorriendo el lugar hasta llegar a lo que llaman la Tumba de los Reyes que se trata de dos sepulturas junto a las que se haya un nicho que fue destinado a depositar joyas y ofrendas.
Y otros tipos de labranzas en la roca que no son tumbas aparecen en nuestro recorrido.
Terminando nuestra visita nos damos cuenta de que estos restos arqueológicos lindan a penas unos metros de algunas casas y que a medida que avanzas por el pueblo sigues encontrando alguna tumba que otra.
Y hasta aquí nuestra visita de hoy. Espero que os haya gustado el recorrido de este humilde buhonero y os recomiendo la visita que como decían los monjes que mandaron construir los siete templos, este lugar invita a la meditación. Hasta la próxima.